Lanzarote

"Paraíso, que abrupto te elevas con tus 7 flores,
tus gentes son las bondades y los amores,
pero a una de esas flores, un volcán sus pétalos deshizo,
y ahora destrozada y con el alma de negro piso,
pasa la vida llorando, calcinada de dolores.
Y esa flor eres tú, Lanzarote,
que sacas las sales de los mares,
y en las lávicas explanadas las expones.
Lanzarote, fuego de corazón abierto,
que en las noches canarias,
tus infiernos se convierten en desiertos.
Cielos que escupen llamas sobre tierras encendidas.
Terremotos que a lo más perverso se avecinan.
Tierras agradecidas que, castigadas y negras,
hacen posible la vida de plantas sobre las piedras.
Vergel fructífero,
convertido ahora en la isla de las cenizas,
pensarás que eres la más desgraciada de tus seis hermanas,
porque ellas han visto el cielo y no el fuego,
en el que tu esplendor hace tiempo ardió en llamas.
Lanzarote, levanta tu cara y remoja tu alma,
tu nombre penetra en los oídos
y a los corazones dormidos haces despertar.
Son tus blancas casas de verdes puertas y ventanas;
son el Timanfaya y el Janubio que juntos,
esculpen en fuego, hogueras de sueños en sal;
Son antiguas guerras que bajo tus lavas,
sus huellas quedaron hundidas;
Son tus playas, tus costas, que con la vela latina,
surcan las aguas de tu Arrecife de coral.

Lanzarote, vida de fuego, tranquilidad y sosiego,
que viéndote siento.
Y aún con ojos ciegos,
te sentiría igual "

Ernesto Hugo *